viernes, 4 de febrero de 2011

RECUERDOS









Caminando en las penumbras de esta noche oscura volví a recordar aquella noche en la que la oscuridad se apodero de la vida de toda la humanidad, que espesa noche, que calida soledad solo iluminada por la tenue luna, era cuarto menguante según mis recuerdos las espesas nubes cubrían los cielos, que luz tan delicada y perfecta entre espacios dejando escapar tan bella y tan misteriosa, tan pálida y tan hermosa a pesar de no ser luna llena se desprendía de su ser, luz tan seductora.

Mil sombras danzaban con torpes piruetas, cayendo y llorando en la pena eterna riendo con malicia bebiendo locamente lo amargo de la vida, bailaban la sutil melodía nocturna lóbrega sinfonía orquesta de muertos y demonios y yo pálido ser nocturno me ocultaba con mi alma rota entre las sombras vagantes, había conocido el mundo y guardado sensaciones y aun así caminaba por aquellos callejones contemplando la nostalgia escuchando los melódicos rumores caminaba a paso lento sonando un sueño que ya no recuerdo tocaba la noche besaba las sombras seduciendo con mi roto llanto a la temerosa luz d luna el cielo crispado sin ninguna estrella esa noche muerta entre callejones lucia encantadora curiosa y repentina la amarga soledad invadió mi alma y hacia tu balcón me hizo mirar que jaula tan grande era esta vida, que pequeño mundo quien diría que en los siglos te habría de encontrar , sentado en la vida en el umbral de la tempestad

Susurre al silencio me diera tu nombre y entre ecos mudos escuche yo nada subí a tu balcón sigilosamente me pose frente a tu divino ser alzaste tu rostro y mire tus ojos que luz tan hermosa, maligno embrujo estabas llorando mientras escribías con coraje y rabia en hojas mojadas con tinta escurrida de triste nostalgia dolores ilegibles letras perdidizas, me acerque temblando mi valor huía pero no importaba estar a tu lado era lo que yo quería, llegue muy cerca de ti como describir lo que yo sentí al oler tu aroma me invadió la locura y una tierna lujuria de amor y pasión toque tu mejilla con sensible desesperación te sobresaltaste que era un espejismo o quizás una quimera fue lo que tu mente vislumbro.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres? A mi vida no te acerques sal de mi mente déjame en lo oscuro de mi soledad o por mis caídas a ti te abre de lastimar –hablaste tan dulce y tan repentino y una fría sonrisa deje escapar, ¿como tu un humano, distinto de los demás pero aun mortal a mi, eterno ser me podrías lastimar?

-deja me presentarme noble caballero, soy la luz oscura que busca salida a su soledad a su amarga vida, que llora las noches con melancolía y con cruel rencor aborrece los días que seduce al mundo con su alma bacía-contesto mi boca mientras sonreía, misteriosa y cansada mis confusos ojos tu pálido rostro y tus ojos tristes miraban y tras meditar continué así-déjame pasar por piedad te pido, a tu dulce vida a tus tristes días para de tu alma probar la muerta alegría

Diste algunos pasos algo confundido vi tu alma herida vi tu soledad tu melancolía

Pasa-susurraste- entra alma nocturna no se si eres espejismo o talvez quimera que mi mente por deseos inventa

Pero la respuesta no debe importar estoy ya cansado de asta inmensa soledad entra divina dama inmortal a por lo menos en esta oscura noche a mi ser acompañar.

Un gran silencio siguió a tus palabras y entre sigilosa a tu habitación unas cuantas velas la iluminaban y mire tus ojos y tu hermoso rostro, tu tentador cuerpo, tu pequeña jaula de luces opacas esa solitaria y oscura habitación de paredes negras cortinas de seda sobre las ventanas, rosas rojas secas en un viejo jarrón y un enorme espejo que mi silueta jamás reflejo papeles tiraros con amargas letras recuerdos rotos sobre la mesa entre tinteros secos y hechos pasados que yacían muertos.

Me acerque tranquila t bese tu boca que dulce pecado probé de tus labios abrase tu cuerpo y bese tu cuello y fuiste un misterio que correspondió mis besos las mil carisias tras las que desnude tu cuerpo tocando con mi boca tu alma y tu piel.

Mi solitaria alma se volvió de frágil papel e inerte como el viento se rindió a tus pies.

Tus manos impacientes rasgaron mis ropas quedamos desnudos uno aferrado al otro tomaste lentamente mi desnudo cuerpo en tus calidos brazos me llevaste asía tu lecho negro y aterciopelado te seguí besando y la tentación de tu sangre me hizo sucumbir mordí con mis colmillos la fragilidad de tu cuello oh divino néctar dulce y embriagante escapo de tus venas tu calida sangre la bebí gota a gota de tu tersa piel besaba tu boca lambía tu cuerpo acariciaban mis manos con loca lujuria todo tu ser y tu hacías lo mismo con mi helado cuerpo que robaba tu calidez.

Esa noche eterna en mi pensamiento formamos gemidos formamos lamentos de gozo y placer te volviste parte de mi inmortal cuerpo y yo parte tuya por algunos instantes mi amado mortal.

Pero todo acaba y esa hermosa noche llego a su final mi sed tan inmensa sacie con tu sangre mis grandes deseos sacie con tu piel y yo por una noche la soledad de tu ser aleje te quedaste dormido yo de ti no me quería despedir pero no era posible a tu lado permanecer un ser como yo nunca se enamora ni se forja en su mente una ilusión solo por la vida es como camina siendo solo un sueño un cruel imposible un vano fantasma que entre las tinieblas sin luz alguna camina con la soledad adiós te dije con un beso mientras al llegar llegaba la eternidad te di una gota de mi llanto parte de mi ser y un suspiro eterno entre las tinieblas de tu habitación mi ser hizo desaparecer.

En ocasiones en noches como esta contemplando a la luna escuchando la nocturna orquesta recuerdo aquella noche y le pregunto a la existencia que habrá hecho de tus días que has hecho con tu vida extrañaras mi presencia añoraras esa noche nunca recibo respuesta

Yo a veces tu sangre siento recorrer mi boca o tu calidez recorriendo mi piel.

Y en algún momento la noche termina dejo la melancolía y juego de nuevo con la amarga vida, almas yo seduzco sacio yo mi sed y tu recuerdo amado no logro perder.







mil letras...

  • perfume
  • el ingenioso hidalgo don quijote de la mancha
  • dracula